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REFORMAS LABORALES CONTEMPORANEAS:

¿DESPROTECCIÓN O LEGALIZACIÓN DEL TRABAJO DEL FUTURO?

“La mayor de las promesas incumplidas de la democracia consiste en que toda democracia se extingue en la puerta exterior de las empresas”
Norberto Bobbio

FUNDAMENTACIÓN
En la mayoría de los países de América Latina se han impulsado, en las últimas tres décadas, propuestas de modificación del sistema de relaciones laborales, del sistema de protección social, así como también de la regulación de las relaciones de trabajo (Brasil en 2017 y la actual discusión en Argentina, son una expresión actual de ello). Los fundamentos de las propuestas de reforma hacen referencia principalmente a:

  1. Crear empleo suficiente para la población económicamente activa, más aún en aquellos casos en que existe activación de colectivos que integran la población económicamente pasiva;
  2. La existencia de una importante cantidad de trabajadores (cerca de la mitad) que no están incluidos en la protección que las legislaciones nacionales establecen para los trabajadores registrados;
  3. Las nuevas tecnologías y la necesidad de adaptar o modernizar las relaciones de trabajo a las determinaciones del cambio tecnológico, para asegurar la competitividad de la economía;
  4. La mejora en la vinculación del sistema educativo/formativo con el mundo deltrabajo, para asegurar condiciones de empleabilidad frente a los cambios organizacionales, tecnológicos y de crecimiento de las expectativas de vida.


Estas fundamentaciones de las propuestas de reformas, recorren la historia de las relaciones del trabajo en nuestros países, ya sea desde un pasado de segmentación de la estructura ocupacional y de desprotección de grupos cada vez más grandes de trabajadores, como en el presente donde se constata severos problemas de empleo, y en un futuro que se vislumbra auspicioso desde la ciencia y la tecnología.

Pero la historia de las relaciones del trabajo en nuestros países, también nos muestra la tensión entre el impulso a una mayor protección a los trabajadores por un lado y por el otro, el fantasma de que su costo incremental afecta la rentabilidad de los empleadores, la necesaria inversión en tecnología y la inversión en formación continua de la fuerza de trabajo, con una tendencia a reducir los incentivos salariales sólo para el incremento de la productividad.

Para intentar una respuesta a estos desafíos, en los actuales procesos de reforma, se proponen regulaciones del trabajo con menor protección o relaciones formativas en los ámbitos de trabajo que se definen como “no laborales”.

El común denominador de estas reformas es que el nivel de cobertura de los trabajadores afectados es menor al del trabajador asalariado formal típico, en tanto la mayor autonomía laboral promocionada coincide con la transferencia del riesgo empresario al trabajador. En definitiva, observamos que estas formas de trabajo propuestas en las reformas que se impulsan, afectan la protección de los trabajadores y aumentan la desigualdad existente dentro de la clase trabajadora.

LOS PROBLEMAS A CONSIDERAR EN LAS REFORMAS CONTEMPORÁNEAS.

Las propuestas de reformas se apoyan en hechos que se verifican en todos los países de América Latina y que se traducen en una estructura ocupacional heterogénea.

Esta última se configuró luego del estallido de la estructura ocupacional existente en economías diversificadas en base a un sector primario tradicional sumado a un proceso industrial sustitutivo de importaciones, en la que importantes colectivos de trabajadores se encuentran con nula protección social o bajos niveles de protección frente a las contingencias sociales.

DIFICULTAD DE UNIFICAR LA REPRESENTACIÓN DE ESTOS COLECTIVOS HETEROGÉNEOS

Un trabajador, a lo largo de su vida laboral, puede transitar por distintas formas de trabajo, incluyendo la relación de dependencia, el autoempleo, formas asociativas de trabajo y relaciones de formación no laborales.

Pero estas variantes no se concilian con el sistema de protección social o con la amplia exclusión que genera la falta de registro de los trabajadores, o con las nuevas realidades dentro de las empresas. 

En consecuencia, se constata que los colectivos de trabajadores más vulnerables no logran –al menos, generalmente- articular sus reclamos con la representación de los trabajadores formalizados y sindicalizados, con los cuales en momentos compiten en base a intereses divergentes y en otros logran alianzas estratégicas en base a intereses compartidos.